Sin embargo, no somos conscientes de lo bueno que nos dan todas esas caídas. Hasta que llega el día en que ocurre algo que en cualquier otro momento nos hubiese destrozado... pero aguantamos.
¿Por qué?
Porque lo que no supimos ver es que nos habíamos hecho muchísimo más fuertes y ahora no es tan fácil que nos hagan caer.
Así que voy a seguir adelante, con mi mejor sonrisa, porque ya no es tan fácil conseguir que me derrumbe.